por Abraham García González
Artículo finalizado el 10 de febrero de 2022
Publicado en Adoración y Liberación el 7 de marzo de 2022 (ver publicación original…)

En primer lugar me presento. Me llamo Abraham, natural de Madrid, y soy una persona católica de mucha fe, que en el pasado era tibio, influenciado en muchos aspectos por este pernicioso mundo masónico modernista, por lo que doy gracias a Dios, que la ha despertado en mi con el paso de los años, alejándome cada vez más del panteísmo de un dios impersonal, llevándome hasta donde hoy me encuentro, sintiendo una enorme devoción y gozo, con el ferviente deseo de agradarle a Él, Dios uno y trino, el único verdadero, que nos hizo a su imagen y semejanza, y cuyo amor hacia nosotros es infinito. Soy analista programador, entusiasta de la Informática desde muy temprana edad, y siempre he tenido un enorme entusiasmo por la Ciencia y la Tecnología. Ahora, sin embargo, he de reconocer que aunque me apasiona la Informática y me encanta programar, especialmente si lo que programo sirve para bien de la humanidad, he perdido mi entusiasmo por la Tecnología porque esa palabra produce alarma en mi conciencia y la asocio inmediatamente al proyecto satánico del transhumanismo. De hecho, actualmente, en estos momentos de mi vida, mi mente está centrada en las cosas de Dios. Es la palabra de Dios junto a la contemplación de las maravillas de su creación lo que realmente me hace gozar en mayor grado, y mi principal prioridad, y a Él le pido que me ayude a que siga siendo así, cada día más. He de decir, que mi camino hacia la fe ha sido en gran parte gracias a la Ciencia con sus contradicciones y mis reflexiones sobre la existencia del Universo, tras hacerme a mi mismo muchas preguntas durante muchos años.
El pasado 25/01/2022, fiesta de la conversión del apóstol San Pablo, cuya historia es hermosa, me sucedió algo, y antes de relatar qué fue, me pregunto, ¿casualidad? Personalmente no lo creo porque las casualidades no tienen una base lógica. ¿Una asombrosa coincidencia? Pues diría que sí, y no es la primera vez que me sucede algo que creo firmemente que es una señal del Cielo. Sí, creo que la providencia se encargó de que sucediera justamente ese día. De hecho, como el Señor sabe todo sobre nosotros, desde cuántos pelos tenemos en la cabeza hasta nuestra forma de utilizar la inteligencia y los dones que nos ha dado, sinceramente creo que puso en mi mente por ciencia infusa la suficiente información como para que me diera cuenta de ciertos detalles e hiciera el razonamiento que hice esa misma tarde. ¿Y para qué? Pues creo que por un lado para aumentar mi fe para bien de mi alma y la de todos aquellos a quienes llegue esta información, y por otro, para ratificar con un “sí” lo que ya de por sí creía con enorme convencimiento.
Estos días, el santo padre, Benedicto XVI, está dando mucho de qué hablar, ya que la maquinaria de propaganda de la élite bergogliana que gobierna el mundo está ya haciendo de las suyas difamándole con la intención de terminar de hundirle y desencadenar los hechos profetizados del “Fin de los tiempos”. Muchos de quienes tenemos fe y somos plenamente conscientes de la situación de la Iglesia Católica, basándonos en la fe, en el discernimiento, en las evidencias documentales, en los hechos y en las enseñanzas impartidas por eruditos en el estudio de las Sagradas Escrituras, como por ejemplo el profesor católico Damian Galerón licenciado en Teología e Historia , tenemos la firme convicción de que Benedicto XVI es el katejon (palabra griega que significa obstáculo), que tal como cita San Pablo en la Biblia en la 2ª carta a los Tesalonicenses, es el obstáculo que impide la llegada del anticristo cuyo camino viene siendo preparado desde hace tiempo por el falso profeta (el antipapa Bergoglio).
Preocupado por este tema, con una enorme indignación, el mismo día 25 de enero de 2022 por la mañana le comenté acerca de este tema por mensajería instantánea a una excepcional hermana en la fe que se está preocupando de hacer de forma muy activa una campaña de concienciación y apoyo enviando por email un escrito a parroquias de toda España para que se sepa la verdad sobre quién es el verdadero pontífice y la injusta situación que está soportando desde 2013. Debido a ello, me reafirmo en decir que debemos orar mucho por él.
Llevo tiempo rezando con frecuencia la Coronilla de la Divina Misericordia a las 15:00, pero he de resaltar que ese mismo día fue la primera vez en mi vida que lo hice ante un bello crucifijo de San Benito de madera con el anverso y el reverso típicos de la famosa medalla sacramental del santo con gran poder de exorcismo que lleva utilizándose durante muchos siglos y por la que ahora, por cierto, me estoy interesando y he aprendido su historia, que la verdad es que no la conocía ni sabía que es frecuentemente utilizada por los exorcistas para espantar espíritus malignos. Además, realicé las oraciones de rodillas, pidiéndole al Señor que no permita al maligno que los hermanos en la fe quedemos enfrentados y divididos. Al contrario, que nos libre del engaño y la confusión y nos ayude a mantenernos unidos.

San Benito fue un importante monje cristiano fundador de la orden de los benedictinos, y se le considera patrón de Europa. Benito es un nombre de origen latino cuyo origen es el nombre latino Benedictus, que en español es Benedicto, y que en castellano popular ha evolucionado a Benito. Es decir, que en español, Benito es una variante de Benedicto. Son el mismo nombre, y de hecho tanto en España como en multitud de países el más utilizado es Benito (por ejemplo, en francés, a S.S. el papa le llaman Benoît XVI, o sea, Benito XVI).
Llegados a este punto, antes de proseguir con el relato, diré como aclaración previa necesaria, que hace un tiempo me di cuenta de algo impresionante relacionado con el apellido del antipapa usurpador de la silla de Pedro que dio un golpe de estado en contra de Benedicto XVI. Resulta que Bergoglio, y además en mayúsculas, es decir, BERGOGLIO, suma 666 (seiscientos sesenta y seis) en código ASCII (*1). Los creyentes que nos consideramos parte del Remanente Fiel hace tiempo que sabemos que este antipapa es el falso profeta que en el capítulo 13 del libro del Apocalipsis de San Juan es mencionado como la bestia que sale de la tierra, que habla como dragón, que induce a pobres, ricos, libres y esclavos a que se pongan una marca en la mano derecha o en la frente sin la cuál nadie pueda ni comprar ni vender, y cuya cifra es la de un hombre, que ésta es 666 y que la calcule quien tenga inteligencia para calcularla. Creo que es innegable que estos versículos parecen definir con claridad a la figura del falso profeta, ya que además de ser un hereje con cientos de herejías gravísimas documentadas en su haber, éste también induce a la gente a inocularse un experimento transgénico que si no te pones, eres excluido del sistema y no se te da el pasaporte que te permite comprar o vender. Esto queda de hecho muy claro en un famoso y espantoso video en el que este sujeto dice que vacunarse es un acto de amor.

Soy una persona muy activa, últimamente con sobrecarga de tareas, con diversos compromisos y asuntos propios en estos tiempos de batalla, y con frecuencia duermo poco entre semana. Bien, esa tarde del 25 de enero, haciendo mis tareas frente a mi ordenador personal, me quedé traspuesto un rato, lo cual me vino bien para poder proseguir después con más energía. ¿Y qué me sucedió? Pues que en un momento dado, estando muy dormido en la silla, sin ningún estímulo exterior, o sea, por ciencia infusa, empecé a pensar en Benedicto XVI, con la recurrente preocupación sobre el ninguneo al que está siendo sometido y sobre lo que está sufriendo, y pensando en las discrepancias que hay entre diversas personas del Remanente Fiel sobre si es el katejon. Bien, pues ahora lo tengo más claro que nunca, y no sólo por lo importante que es Benedicto XVI en la lucha contra el NOM, sino porque en ese momento me vino a la cabeza súbitamente la idea de que tenía que comprobar lo que suma su nombre en ASCII, y no sé cómo, pero supe en ese momento que tenía que hacer el cálculo con Benito XVI, considerando el nombre en español y en su forma más popular. Pues bien, hice la suma, además, cogiendo el nombre sólo con la B mayúscula y el resto en minúscula, y obtuve el 888 (ochocientos ochenta y ocho). Ya sabía en ese momento que el 8 es muy bueno, y tiene relación con Dios y con la renovación de todas las cosas (el 8º día por ejemplo), por lo que aunque en ese momento no sabía la explicación exacta de lo que significa 888, para mi ya era más que evidente que eso significa algo, y desde luego, me resultó impresionante y me parece innegable que realmente lo es. Es asombroso que el antipapa y el katejon tengan en común 3 cifras iguales en código ASCII, uno el 666 y el otro el 888 (!).
La cuestión para quien profundice en el tema de la numerología y su significado a nivel bíblico, es que mientras que el 666 representa al hombre caído, el 888 representa a Dios, y además, curiosamente, el 8 es el único número que reflejado se ve igual que no reflejado, por lo que encaja por simetría con la perfección. Por lo que he investigado es que el 666 representa la mente de la bestia y el 888 la mente de Cristo, y de hecho, los 144.000 (número simbólico relacionado con las 12 tribus de Israel y que representa a una gran multitud) que menciona Apocalipsis 14, son los transformados, ya purificados, instruidos y preparados, sin la mente caída de Adán que tenían inicialmente y que ahora vendrían a tener una mente como la de Cristo, cuyo número en gematría, si se toma su nombre en griego, según tengo entendido, es el 888. Digo según tengo entendido porque esto no lo he comprobado ya que no entiendo de gematría.

En resumen, papa y antipapa tienen asociado el 666 y el 888 respectivamente en código ASCII, y lo del 888 lo supe por ciencia infusa el día 25, día de la conversión de San Pablo, que pasó de ser un hombre caído siervo del maligno que era cruel (6) a un hombre santo apóstol siervo de Dios (8). Y otro dato que no sé si será relevante, pero que también me vino a la mente es que esto sucedió un día, el 25, en el que ambas cifras suman 7, número de la perfección espiritual, también asociado a Dios. También me di cuenta de otro detalle que me parece igualmente significativo, y es que mientras que el 666 se obtiene con BERGOGLIO en mayúsculas, que es el apellido de su nombre secular, el 888 se obtiene con Benito XVI sólo con la B mayúscula, en donde encuentro el contraste de la soberbia del falso profeta (siervo del maligno, que quiere destacar poniéndose por encima de Dios) con la humildad del papa (siervo de Dios).
La cosa no acaba aquí, ya que al día siguiente, el 26 (6 + 2 = 8), me sucedió algo que queda relacionado con lo que me sucedió el día 25. En primer lugar, debo aclarar que se me pasó por la cabeza interesarme por la heráldica del escudo papal de Benedicto XVI, que es francamente interesante, y aprendí que la concha que hay en el mismo, además de representar al peregrino, el Santo Padre al parecer la eligió pensando en San Agustín, en alusión a la leyenda sobre su encuentro con un niño que, con una concha, pretendía verter el mar en un agujero para indicarle al santo que, así como era imposible verter el mar en dicho agujero, también lo era comprender la grandeza e inmensidad de Dios para la mente humana (y esto es algo que me ha encantado saber, ya que mi madre me ha contado esa leyenda muchas veces desde niño, y por tanto, ya era conocedor de la misma). Igualmente, aprendí que el oso que aparece llevando una carga tiene que ver con una leyenda de un obispo que predicó el Evangelio en la antigua Baviera de dónde es natural Benedicto XVI, y también le recuerda al papa (según publicó en sus memorias) a una de las meditaciones de San Agustín sobre el salmo 72. En resumen, que San Agustín es un referente para Benedicto XVI, pero, ¿por qué hago hincapié en este dato?

Bien, más tarde, de forma inesperada, se me pasó otra idea por la cabeza, y fue la de comprobar la suma del nombre de Cristo en latín, también en código ASCII, y resulta que el resultado que obtuve (en mayúsculas, o sea, con IESUS) fue 393, lo cual, al margen de ser un número capicúa, no parece tener a primera vista ninguna relevancia. Sin embargo, sí que la tiene, y me impactó lo que descubrí tras tener inmediatamente la ocurrencia de hacer una búsqueda en el navegador con las palabras «Biblia» y «393», y cuál es mi sorpresa que me sale como resultado de búsqueda en primer lugar la siguiente información de Wikipedia: «El Concilio de Hipona fue un concilio de la Iglesia Católica reunido en el año 393, en el que esta decidió el canon o lista oficial de los libros que integran la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento), según la lista que había sido propuesta en el Sínodo de Laodicea (363) y por el Papa Dámaso I en el año 382.»
Creo que se ve claro, pero lo explico para que quede más claro aún: ¿De dónde era San Agustín? De Hipona, ¿cierto? De hecho, al santo se le conoce de toda la vida como San Agustín de Hipona. Por otro lado, fue en el año 393 cuando se decidió en el Concilio de Hipona el canon oficial de la palabra de Dios, o sea, de la Biblia, y la palabra o verbo es por cierto, la segunda persona de la Santísima Trinidad, o sea, Cristo. Vamos, que en ASCII, el nombre de Jesús en latín y en mayúsculas, da como suma un número correspondiente al año en que se celebra en Hipona el concilio en el que se oficializa el contenido de la Biblia, o sea, de la palabra de Dios, ¿no es así? ¡Impresionante! Y lo más impresionante es que todo esto se me pasa por la cabeza los días 25 y 26 de enero de 2022, tras preocuparme de la situación de Benedicto XVI y rezar frente a un crucifijo de San Benito.
También he de decir que mi cumpleaños es el 31 de julio, y resulta que me he dado cuenta de que en el santoral, ese día es la festividad del papa San Benedicto I, o sea, del primer papa llamado Benedicto (o sea, Benito).

¿Fue el código ASCII inspirado por el Espíritu Santo a quienes lo idearon para que determinadas personas en estos tiempos nos diéramos cuenta de estos detalles que sirven para reforzar nuestra fe y que además parecen mostrar con mayor claridad que las profecías se están cumpliendo? Yo creo que sí. Además, de ser así, ¿por qué Dios eligió revelarnos esta información numerológica en Apocalipsis a través del código ASCII? Pues pienso que porque en este periodo final de la Historia, todo gira en torno a la tecnología, y de hecho, la marca de la bestia es tecnológica, y según el versículo 17 de Apocalipsis 13 y algunos versículos de Apocalipsis 14, parece quedar claro que hay algo que lleva el número del nombre del falso profeta, es decir, el 666. Más aún, la ya popular patente de Microsoft de un microchip publicada el 26.03.2020 (que utiliza la energía generada por el cuerpo humano para entre otras cosas minar criptomonedas como se puede observar en la base de datos de patentes) que está asociada claramente al proyecto ID2020 en el que participan entre otros la alianza de vacunación GAVI, Microsoft y la Fundación Rockefeller, tiene el número WO2020 / 060606, y con la información conocida actualmente, todo parece indicar que las mal llamadas vacunas llevan nanotecnología que utiliza la energía vital del cuerpo humano para neuromodularlo con ondas electromagnéticas de tecnología 5G, tal como revelaba descaradamente en una conferencia el actual presidente de Chile.
Esta claro que estamos viviendo tiempos apasionantes, y los católicos debemos vivir en la esperanza de que ya llega nuestra pronta liberación porque la parusía está a la vuelta de la esquina. Dios está dando más señales que nunca a su rebaño. No tengamos ningún miedo y sí tengamos mucha fe en el Señor y la Santísima Virgen María que tan atacada está siendo por la falsa iglesia del falso profeta.
Que el Señor Bendiga y guarde a nuestro pastor actual, su santidad Benedicto XVI. Oremos por él.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Santísima Virgen María!
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(*1) ASCII (acrónimo inglés de American Standard Code for Information Interchange —Código Estándar estadounidense para el Intercambio de Información—) es un código universal de caracteres utilizado por las computadoras basado en el alfabeto latino y creado en 1963 por el Comité Estadounidense de Estándares (ANSI) como una evolución de los conjuntos de códigos utilizados en aquel entonces en telegrafía. Como las computadoras únicamente entienden números, el código ASCII es un método de traducción de letras y símbolos a números como ‘a=97’, ‘B=66’ o ‘/=47’, de tal manera que todos los dispositivos electrónicos utilicen los mismos códigos y se puedan entender entre sí. En casi cualquier libro de informática y en multitud de páginas web es común encontrar la tabla ASCII para consultarla de tal manera que los usuarios puedan utilizar los códigos numéricos para poder escribir con el teclado de un ordenador determinados símbolos que no están directamente disponibles en las teclas. Por ejemplo, en la web codigoascii.org se puede consultar la tabla, en la que se puede comprobar que la letra ñ minúscula se puede escribir con el código 164 (para lo cuál hay que pulsar la tecla ALT y los números 1, 6 y 4 en el teclado del ordenador), lo cuál es especialmente útil en un teclado británico que no tiene ninguna tecla con dicha letra.